Lenguaje inclusivo

¿Facilita o dificulta la comunicación?

El mundo está cambiando y el tema del lenguaje inclusivo no es sencillo de abordar. Tiene tantos detractores y defensores, que mantienen permanente controversia sobre su uso (o no) en detrimento –dicen quienes lo objetan- de las normas gramaticales, en el caso del español determinadas por la Real Academia Española (RAE). La pregunta es: ¿facilita o dificulta la comunicación?

Antes un breve repaso. Se entiende por Lenguaje Inclusivo aquella práctica lingüística propuesta por movimientos feministas y LGBTIQ+, que reclaman un idioma que represente a todas las personas, marcando distancia con la “mirada masculina” como punto central de la comunicación o la bilateralidad “hombre y mujer”, excluyendo a los no binarios.

En la práctica esto significa, la implementación de un género gramatical realmente neutro, partiendo de la no discriminación de ningún tipo, es decir,  ni sexista, ni binaria. Además, plantea el uso del arroba @, así como finalizar los sustantivos y ciertos pronombres con “X” o el morfema “E”. Por ejemplo: “Tod@s”, “Todxs” o “Todes” por “todos” o “todas”.

 A lo anterior se suma el desdoblamiento léxico, que expresa los dos géneros, como tratar de no decir solo “los niños” para referirse a “los niños y a las niñas”, sino de escribirlo mencionando ambos géneros.

¿Es solo cuestión de idioma?

Por otro lado, se asume a la comunicación como un proceso que consiste en la transmisión e intercambio de mensajes entre un emisor y un receptor. Puede ser verbal (oral o escrita) y no verbal (a través de gestos o imágenes) y permite que los seres humanos se expresen y compartan información entre sí.

En este proceso intervienen otros elementos que facilitan o interrumpen esa comunicación, a saber: Código (palabras, gestos, símbolos); mensaje (información a transmitir); canal de comunicación (medio físico que se utilizará para enviar el mensaje); retroalimentación o feedback (respuesta del receptor) y ruido (todo aquello que interfieren en el éxito del proceso).

Los comunicólogos también reconocen como parte del diagrama de la comunicación al contexto, intención de comunicar; codificación del mensaje, transmisión del mensaje, recepción del mensaje, interpretación del mensaje.

 Basta con que solo uno de los elementos anteriores no se cumpla para que la comunicación fracase, es decir, no depende solo del idioma o de un uso específico del lenguaje para que este proceso se interrumpa.

Sin embargo, en el caso nos atañe, es precisamente el código (idioma y su uso) lo que interfiere  en la comunicación exitosa entre detractores y defensores del lenguaje inclusivo. Pero el asunto es más complejo que solo hablaran dos lenguas distintas.

En ese sentido, habría que preguntarse si el hecho de que el lenguaje inclusivo facilite (o no) la comunicación es más un asunto cultural y social. Dicho de otro modo, que el emisor y el receptor están de acuerdo con su uso y lo entiendan. Sin duda, todavía hay mucha tela que cortar.

Por: Daniela Chirinos