
El amor en las palabras
Las palabras positivas tienen una repercusión directa en el funcionamiento del cerebro
El amor en las palabras
El lenguaje positivo en la crianza y educación de los hijos es poderoso
New York, NY. – La crianza y educación de los hijos puede tornarse compleja y agotadora en algunas situaciones, lo que lleva a algunas madres y padres, y en ocasiones también a los educadores, a perder el control por completo. No obstante, hay que trabajar en encontrar estrategias que faciliten la comunicación y cooperación con niños y jóvenes, sin olvidar que siempre se debe educar desde el respeto y el ejemplo, refiere un trabajo de investigación de fundacionapego.org.
Así pues, es fundamental reconocer el poder del lenguaje en la transformación y programación del cerebro, a través de las palabras se puede cuidar y crear bienestar en las personas. Es por eso que aprender a emplear el lenguaje positivo con los hijos es una estrategia clave para garantizar una crianza sin maltrato que empodere las relaciones y vínculos afectivos en familia.
Las palabras positivas tienen una repercusión directa en el funcionamiento del cerebro
“Al cerebro le encanta el lenguaje positivo porque reacciona más rápido que cuando escucha una palabra negativa y esto significa que mejora la atención, la concentración y la creatividad del ser humano”, dice Luis Castellanos, licenciado en Filosofía y Letras, citado por la website.
Emplear un lenguaje positivo ayuda a niños y jóvenes a ser más seguros e independientes ya que las palabras con una alta carga positiva estimulan la alegría, energía, ilusión y risa. Mientras, el lenguaje negativo genera sensaciones como miedo, angustia, frustración, vergüenza o enfado.
Muchos padres emplean los gritos como un mecanismo que les permite tomar el control de la situación, pero ignoran el pavoroso efecto que esto tiene en la salud mental y emocional de sus hijos.
Según la psicóloga Piedad González Hurtado, Master en Psicología Clínica y de la Salud, citada en la misma investigación, los gritos “pueden ocasionar un daño importante en el cerebro y en el desarrollo neurológico, lo que puede desencadenar en desequilibrios emocionales importantes”. Esto es porque al gritar activamos el sistema de alerta encargado de responder ante el peligro, ocasionado la liberación de cortisol, hormona del estrés que tiene el objetivo de poner las condiciones físicas y biológicas necesarias para huir o pelear.
Para evitar esta situación, especialistas recomiendan cuatro estrategias de autocontrol:
● Reconocer que gritar es perder el control.
● Identificar aquellos pensamientos que producen la ira, para que logres controlarlos y establecer empatía.
● Buscar una distracción que enfoque la energía de la ira hacía otra actividad.
● Pedir ayuda si lo necesitas, en algunas ocasiones las situaciones se salen de nuestras manos y está bien que necesitemos orientación.
Por: Marianela Rodríguez
Foto: Pexels