Las redes sociales no son la vida real
Los jóvenes son los más vulnerables
El caso de la joven pareja conformada por Gaby Petito (22) y Brian Laundrie (23) conmocionó al mundo. Desde lo que mostraban en sus respectivas redes sociales, parecían ser la pareja perfecta. Pero el desenlace de su historia de amor da cuenta de dos cosas: No todo lo que vemos en las App es real, la necesidad de hablar más abiertamente sobre salud mental.
Antes de este fatídico caso, ya se había cuestionado la incidencia que tienen estas plataformas en el comportamiento y salud mental de sus usuarios, por lo que psicólogos han alertado sobre adicción a las redes sociales, han insistido en la importancia de un uso responsable y la vigilancia permanente de los padres sobre el contenido que consumen sus hijos.
El problema de las redes sociales no es solo de una distorsión de la realidad. Actualmente, millones de adolescentes buscan el refuerzo social a través de estas redes, publicando fotos y contenido personal.
A lo anterior suman que, la respuesta cerebral del adolescente, al acumular muchos “likes”, se asemeja a la obtenida de comer chocolate, o ganar mucho dinero. La percepción de disponibilidad continua y el sentimiento de tener que estar siempre conectado y al día de las últimas novedades, está relacionado con sintomatología ansiosa, depresiva y alteraciones del sueño.
Además, cada cierto tiempo aparece un desafío, challenge que se viraliza a través de las redes sociales, impactando directamente en los jóvenes, que quieren llevarlo a cabo para así recibir el reforzamiento inmediato de los demás.
Por otro lado, un artículo publicado en www.infosalus.com señala que las redes sociales tienen 4.200 millones de usuarios a nivel mundial, lo que representa un crecimiento interanual de más del 13%, este año casi un 60% de la población mundial son internautas, es decir, 7,3 por ciento más respecto a 2020.
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Qué dicen Facebook, Instagram y TikTok
Lo que sorprende es que tanto seguidores como influencers están al tanto de esto, aun así participan en una dinámica ya reconocida como insana donde las fotografías editadas (no hay límites en esto), filtros que hacen lucir muy diferentes e historias fingidas están permitidas, aceptadas y justificadas.
Un artículo publicado en www.ondacero.es señala que desde hace tres años, Facebook estudia de manera interna los efectos de Instagram en sus usuarios, especialmente en aquellos más jóvenes. En marzo de 2020, uno de estos informes reveló que el “32% de las chicas” dijeron que “cuando se sentían mal con su cuerpo, Instagram les hacía sentir peor”.
El diario The Wall Street Journal –continúa la nota- ha hecho públicos informes de la compañía de Mark Zuckerberg en los que se admite este problema entre su público adolescente. Según los reportajes publicados por el medio, la información apunta directamente hacia los ‘Stories’ de Instagram.
“Empeoramos los problemas de imagen corporal para una de cada tres chicas adolescentes” o “los adolescentes culpan a Instagram de los aumentos en la tasa de depresión y ansiedad”, son sólo algunas de las frases recogidas en los informes internos de Facebook.
De puertas para fuera, la compañía de Mark Zuckerberg siempre restó importancia a los efectos perjudiciales de la red social y no ha hecho pública la investigación que ha realizado al respecto.
En efecto, la población más vulnerable suele ser la más joven. La gravedad de la situación es tal que las propias plataformas más populares han se han visto en la obligación moral y/o jurídica de tomar medidas en aras de preservar la salud mental de sus usuarios.
Estas decisiones van desde ocultar número de likes en el caso e Instagram y , en el caso de TikTok, limitar el uso a 40 minutos al día para los menores de 14 años en China. La pregunta es: ¿Esto es suficiente?
Por: Daniela Chirinos Arrieta