Mujer latina realizándose chequeo médico para prevenir el cáncer de mama

La autoexploración ayuda a detectar cambios a tiempo

La mamografía sigue siendo la mejor aliada para prevenir

Hábitos sanos y chequeos médicos ayudan a reducir el cáncer de mama 

Philadelphia, PA. – Adoptar hábitos sanos cáncer de mama es una de las formas más efectivas de proteger tu salud. Mantener una buena alimentación, realizar actividad física y acudir a chequeos médicos regulares puede reducir significativamente el riesgo de desarrollar esta enfermedad. En Latinas Lifestyle te compartimos consejos prácticos para cuidar tu cuerpo, fomentar la prevención y promover la detección temprana del cáncer de mama.

Cada año, millones de mujeres en todo el mundo enfrentan el diagnóstico de cáncer de mama, la segunda causa de muerte por cáncer entre las mujeres, después del de pulmón. Sin embargo, detrás de estas cifras hay una buena noticia; gran parte del riesgo puede reducirse si se adoptan hábitos saludables y se detecta a tiempo cualquier signo de alerta. La prevención no es solo una palabra médica, es una práctica cotidiana que salva vidas. 

Hábitos sanos cáncer de mama: pequeños cambios que salvan vidas

Llevar un estilo de vida saludable es clave para reducir los factores de riesgo. Desde mejorar la alimentación hasta dormir mejor y realizar ejercicio, cada acción cuenta. Estos hábitos sanos, combinados con chequeos médicos regulares, pueden marcar la diferencia en la detección temprana del cáncer de mama.

Prevenir el cáncer significa reducir la probabilidad de que se desarrolle. No existe una fórmula única, porque el cáncer no es una sola enfermedad, sino un conjunto de ellas, influido por la genética, el entorno y el estilo de vida. Sin embargo, conocer los factores de riesgo y de protección permite tomar decisiones informadas. 

Los especialistas del Instituto Nacional del Cáncer (NCI) explican que todo aquello que aumenta la posibilidad de desarrollar cáncer se llama “factor de riesgo”, mientras que lo que disminuye esa probabilidad se denomina “factor de protección”. Algunos factores, como la edad o la herencia genética, no se pueden modificar; otros, en cambio, dependen de nuestros hábitos.  

Evitar lo evitable —como el tabaco, el exceso de alcohol o el sedentarismo— y fomentar lo saludable —como el ejercicio, una dieta equilibrada y los chequeos regulares— son las bases de la prevención. Aunque esto no garantiza que nunca se desarrolle la enfermedad, sí reduce significativamente las probabilidades, indica la National Cancer Institute en su página web. 

Un enemigo silencioso, pero prevenible 

El cáncer de mama se origina cuando las células del tejido mamario comienzan a crecer de forma descontrolada. La mama está formada por lóbulos, lobulillos y conductos que transportan leche, además de vasos sanguíneos y linfáticos. Cuando las células de alguna de estas partes se vuelven malignas, pueden formar tumores y, si no se detectan a tiempo, propagarse a otras áreas del cuerpo. 

En Estados Unidos, por ejemplo, el cáncer de mama afecta a más mujeres que cualquier otro tipo de cáncer, salvo el de piel. Aun así, las estadísticas muestran un dato alentador, las muertes por esta enfermedad disminuyeron un 44% entre 1989 y 2022, gracias al diagnóstico temprano y a los avances médicos. La detección mediante mamografía sigue siendo una de las estrategias más efectivas para reducir la mortalidad. 

Los factores que aumentan el riesgo 

Algunos factores de riesgo no pueden cambiarse, pero conocerlos ayuda a mantener una vigilancia más estricta. 

  1. La edad. Es el principal factor de riesgo, a medida que una mujer envejece, aumenta su probabilidad de desarrollar cáncer de mama. Las estadísticas indican que una mujer de 70 años tiene una posibilidad de 1 en 9 de ser diagnosticada en los próximos 10 años.
  2. Los antecedentes familiares. Tener una madre, hermana o hija con cáncer de mama eleva el riesgo, sobre todo si el diagnóstico ocurrió a edad temprana. Las mutaciones en los genes BRCA1 y BRCA2 también aumentan la probabilidad, por lo que los estudios genéticos pueden ser útiles en familias con varios casos.
  3. El tejido mamario denso. Las mamas con alta densidad, visibles en una mamografía, dificultan la detección de tumores y se asocian con un mayor riesgo.
  4. Los cambios hormonales. La exposición prolongada al estrógeno —ya sea por una menstruación temprana, menopausia tardía o embarazos tardíos— también influye. La terapia hormonal combinada para la menopausia, especialmente cuando incluye estrógeno y progestina, se ha relacionado con un aumento del riesgo.
  5. Radiación y otros factores. Haber recibido radioterapia en el pecho antes de los 30 años o el consumo excesivo de alcohol y la obesidad, particularmente después de la menopausia, son factores de riesgo bien establecidos.

Factores de protección: el poder está en los hábitos 

El lado esperanzador de la prevención está en los factores protectores, aquellos que ayudan a disminuir el riesgo y fortalecer el organismo frente a la enfermedad. 

  1. El ejercicio físico. Las mujeres que practican actividad física de manera regular presentan un menor riesgo de desarrollar cáncer de mama. No es necesario un entrenamiento intenso: caminar, nadar o bailar al menos 150 minutos por semana puede marcar la diferencia.
  2. La lactancia materna. Amamantar reduce la exposición al estrógeno y, con ello, el riesgo. Cuanto más tiempo se amamante, mayor es el beneficio.
  3. El embarazo temprano. Las mujeres que tienen su primer hijo antes de los 20 años presentan un riesgo menor, debido a los niveles más bajos de estrógeno durante el embarazo.
  4. Una alimentación equilibrada. Mantener un peso saludable y consumir frutas, verduras, cereales integrales y grasas buenas —como las del aceite de oliva o el aguacate— ayuda a proteger las células y mantener equilibradas las hormonas.
  5. Medicamentos preventivos. En mujeres con alto riesgo genético o antecedentes personales, algunos medicamentos como el tamoxifeno, el raloxifeno o los inhibidores de la aromatasa pueden reducir la posibilidad de desarrollar cáncer de mama. Sin embargo, deben utilizarse solo bajo recomendación médica, ya que tienen efectos secundarios.
  6. Cirugías preventivas. En casos de riesgo extremo —por ejemplo, portadoras de mutaciones BRCA—, algunas mujeres optan por una mastectomía profiláctica o una ablación ovárica. Son decisiones personales que requieren evaluación médica y apoyo psicológico, ya que implican cambios físicos y emocionales importantes.

 La importancia del control médico

La detección temprana sigue siendo la herramienta más poderosa para reducir la mortalidad. Las mujeres de entre 50 y 69 años que se realizan mamografías periódicas tienen menos probabilidades de morir por cáncer de mama que aquellas que no lo hacen. Los especialistas recomiendan realizar este estudio cada uno o dos años, dependiendo de la edad, los antecedentes y la recomendación del médico. 

Además, existen herramientas como la Evaluación del Riesgo de Cáncer de Mama del NCI, que permite estimar la probabilidad de desarrollar la enfermedad en los próximos años. Aunque está diseñada para profesionales de la salud, ofrece una guía valiosa para entender la importancia del seguimiento personalizado. 

Hábitos sanos cáncer de mama: pequeños cambios que hacen la diferencia.

El cáncer de mama no se puede prevenir completamente, pero sí se puede actuar para reducir el riesgo. Incorporar ejercicio físico, mantener un peso saludable, limitar el consumo de alcohol y evitar terapias hormonales innecesarias son pasos concretos. También lo es escuchar al cuerpo, acudir al médico ante cualquier cambio y realizar los estudios de rutina. 

Cada acción cuenta. La prevención no solo es una estrategia médica, sino un compromiso con uno mismo. Como recuerda la doctora Ana María García, oncóloga y especialista en salud pública, “prevenir el cáncer de mama es un acto de amor propio y una inversión en vida. Conocer los factores de riesgo, hacerse los controles y cuidar los hábitos diarios puede cambiar la historia de miles de mujeres”. 

En un mes como octubre, dedicado a la concientización sobre el cáncer de mama, el mensaje es claro: la detección temprana salva vidas y la prevención comienza hoy. 

Cuidar tu salud comienza con pequeñas decisiones diarias. Adoptar hábitos sanos cáncer de mama, como alimentarte bien, hacer ejercicio y realizar chequeos médicos regulares, puede marcar una gran diferencia en tu bienestar. La prevención y la detección temprana salvan vidas, y tú puedes ser parte del cambio. 💗
Comparte esta nota con tus amigas y familiares: juntas podemos crear conciencia y promover una vida más saludable para todas las mujeres latinas.

Por: Marianela Rodríguez
Foto: Freepik